Relato, antología VI RA, Country love
“Country Love”
La voz metálica
de la megafonía del aeropuerto anunció la salida de su vuelo. Vanessa se
levantó como un resorte de su asiento y corrió hacia la puerta de embarque para
colocarse la primera. Estaba ansiosa; por fin después de tres años, volvería a
ver a su mejor amiga que vivía en Nashville, Tennessee y aunque gracias a las
nuevas tecnologías habían mantenido el contacto y hablaban a diario, contarle
ciertas cosas a través de una pantalla de ordenador no le parecía correcto. Por
ejemplo, decirle que el chico con el que llevaba saliendo desde hacía algo más
de año y medio le acababa de pedir matrimonio y que ella, lejos de darle una
respuesta, estaba poniendo tierra de por medio, o que su trabajo era sumamente
aburrido y había decidido tomarse un año sabático para encontrar algo que la
hiciera feliz. Antes de tomar cualquier decisión importante o de elegir un
camino en la vida, siempre había pedido la opinión de la única persona que era
cien por cien sincera con ella, para bien o para mal. Esa persona era Lía; y ya
que había decidido vivir a siete mil kilómetros de distancia, no le había
dejado más opción que hacer la maleta e ir a pasar el verano con ella.
Una vez
recogidas su equipaje de la cinta y tras comprobar, para su sorpresa, que no le
habían perdido nada, fue hacia la salida donde se encontró con Lía dando saltos
y sosteniendo un enorme cartel dónde se podía leer: “Bienvenida a casa,
Vanessa”. Las dos amigas se fundieron en un largo y cálido abrazo mientras
algunos viajeros que pasaban a su lado las observaban divertidos.
- - ¿Piensas quedarte a
vivir conmigo? – se carcajeó Lía al ver su equipaje.
- - No tientes a la
suerte…o me quedaré –contestó Vanessa rodeándola con su brazo.
El camino a
casa de su amiga se le hizo corto a pesar de tardar casi una hora en hacerlo. Estaba
ensimismada observando el increíble paisaje a través de la ventanilla, nunca
imaginó que hubiera lugares tan bonitos en Estados Unidos y entendió al
instante por qué Lía había decidido quedarse a vivir allí. Su amiga aparcó la
camioneta, que al parecer era el medio de transporte favorito de la zona, en la
explanada delantera de una casa de dos plantas. Su fachada era blanca lo que la
hacía resplandecer con los primeros rayos de sol de la mañana.
Vanessa
permaneció aún unos minutos observando el edificio maravillada mientras Lía
bajaba con gran esfuerzo sus maletas de la parte trasera de la camioneta.
- - Es preciosa – dijo
cuando su anfitriona se situó a su lado.
- - ¿Verdad? Me costó
mucho trabajo restaurarla, pero ahora parece un auténtico hogar –. Vamos,
entremos a desayunar, seguro que estás hambrienta. – Vanessa cogió la maleta
más grande y subió a continuación de Lía los peldaños que llevaban al porche y
a la puerta de entrada de la casa.
Después del
abundante desayuno, y ya que Lía trabajaba hasta el medio día, siguió su
consejo y se acostó en la cama. Todo indicaba que tenían planes para salir esa
misma noche. Tras un par de vueltas, finalmente, el cansancio acumulado la
venció y cayó en un profundo sueño.
Vanessa se
sorprendió al comprobar que había pasado casi todo el día durmiendo. Se dio una
larga ducha y se vistió asesorada por Lía, ya que no tenía ni idea de qué debía
ponerse. Estaban invitadas a una barbacoa y a una fiesta en casa de un chico
llamado Robert. Según Lía, era un amigo,
aunque por la forma de hablar de su compañera, o bien había sucedido algo entre
ellos, o sucedería en un futuro muy próximo.
En la parte
trasera de la camioneta Lía se afanó en colocar cestas con cervezas, algunos
sándwiches y gran cantidad de mantas.
- - En unas horas,
agradecerás que las lleve – le dijo al ver su cara de asombro.
- - ¿Hay muchos invitados?
– preguntó mientras se sentaba en el interior de la camioneta.
- - Bastantes. A este tipo
de fiestas se apunta prácticamente todo el pueblo… - Lía puso en marcha el motor.
- - Mejor. Odio ser el
centro de atención; así pasaré desapercibida. – Vanessa suspiró aliviada y su
amiga sonrió.
No podía estar más equivocada; las chicas europeas llamaban mucho
la atención, sobre todo del género masculino, ya podía estar medio Nashville en
la fiesta, que Vanessa no pasaría inadvertida. Además, debía reconocer que
estos años que habían pasado separadas habían servido para acentuar aún más la
belleza serena de su amiga. La piel ligeramente dorada por el sol, una melena
larga, ondulada, color negro azabache, y unos grandes ojos castaños. Hoy sería
la compañía más solicitada en la fiesta.
La barbacoa
resultó ser algo más parecido a unas fiestas patronales, que a una cena entre
amigos. Incluso había un escenario donde se turnaban un sinfín de grupos y
cantantes de estilo country. Vanessa, abrumada por la expectación que causaba
su presencia en la fiesta, decidió sentarse sobre unas alpacas de hierba y
observar con deleite cómo todo le recordaba a una típica película americana. No
se había equivocado con respecto a Lía y al tal Robert, los vio cogidos de la
mano y besarse rodeados de un grupo bastante numeroso. Su amiga estaba
perfectamente integrada en el pueblo, todo el mundo la conocía y se la veía especialmente cómoda, relajada…
feliz.
Los vítores y
los aplausos hicieron que Vanessa volviera a prestar atención al escenario. De
repente, se vio rodeada de gente, incluso Lía y sus amigos se habían acercado.
Debía de tratarse de un grupo conocido, aunque tampoco entendía el entusiasmo
que mostraban esas personas por un género musical que, a su juicio, estaba
totalmente desfasado y pasado de moda.
- - Ahora verás lo que es
la auténtica música country. – La voz de Lía sentada a su lado la sorprendió.
- - ¿En serio? ¿Country?
No veo el motivo de tanta expectación. A mí casi todos los que han salido a
actuar hoy me han parecido iguales.
- - Pues ya te digo que en
cuanto veas y escuches a Luke Jones, la música country se convertirá en tu
favorita. Como lo es para todas estas chicas… - Lía señaló al exagerado número de mujeres que
se arremolinaban alrededor del escenario gritando como locas.
Vanessa negó
con la cabeza y rió sin duda Luke Jones sería una estrella local, pero no para
tanto. Entonces se hizo el silencio y un chico alto, vestido con unos vaqueros,
una camiseta ajustada que dejaba que sus músculos se definieran perfectamente
bajo ella y una gorra calada hasta los ojos, comenzó a cantar y a tocar la
guitarra. La melodía era preciosa pero lo que verdaderamente maravilló a
Vanessa, fue el sonido de su voz que provocó que algo dentro de ella se
removiera, viendo las caras de las otras chicas, estaba convencida de que
producía ese efecto en todas y cada una de las asistentes. Al llegar al
estribillo, se quitó la gorra y la tiró al público, lo que hizo que una
mini-avalancha se dirigiera hacia las dos amigas ya que la gorra había
aterrizado sobre el regazo de Vanessa, que sorprendida, no sabía qué hacer con
ella, alzó la mirada y unos ojos perfectamente azules la observaron desde el
escenario.
- - Vaya, vaya, vaya…- Lía
comenzó a aplaudir -. ¿Sabes lo que significa esto? – Vanessa negó con la
cabeza mientras sus ojos permanecían clavados en los del cantante. –. Pues que
te ha elegido…Luke siempre se toma una cerveza con la persona que coge su
gorra. Te acabas de ganar el odio de las féminas locales.
La actuación
terminó y todo el mundo se dirigió a las barbacoas que habían instalado en el centro
de la propiedad para cenar.
- - ¿Puedo recuperar ya mi
gorra? – preguntó una voz a su espalda.
Vanessa, al
girarse se encontró con los ojos azules que la habían hipnotizado hacía un par
de horas y le tendió la gorra sin poder articular palabra.
- - ¿Te ha gustado la actuación?
Movió la cabeza arriba y a abajo para afirmar.
¿Qué le pasaba? Nunca había sido una chica tímida. Sin embargo, ahí estaba,
plantada delante de un chico guapísimo, sin poder abrir la boca.
- - Hola, Luke – Lía, tras
ver el comportamiento de su amiga, acudió en su ayuda –, ¿conoces ya a mi
amiga?
- - Hola, Lía. Pues no,
estaba intentándolo pero creo que no debo ser de su agrado porque aún no ha
abierto la boca… - Vanessa reaccionó en ese mismo instante.
-
- Soy Vanessa. – Le tendió la mano y Luke la
estrechó con delicadeza-. Encantada de conocerte y…según mi amiga Lía, el haber
recogido tu gorra significa que me vas a invitar a una cerveza, ¿me equivoco?
- - Vaya, veo que una vez
que coges confianza, no te andas por las ramas…Me gusta. Vamos, preciosa, te
invito a una cerveza.
Agarró su mano
entrelazando los dedos con los de ella y a Vanessa, lejos de incomodarle el
gesto, le sorprendió por lo cómoda que le hacía sentir su contacto. Caminaron
por una enorme pradera y cuando llegaron al centro, Luke tendió sobre la hierba
las mantas que Lía le había dado antes de separarse de su grupo e invitó a
Vanessa a que se tumbara junto a él.
Comenzaron a hablar y perdieron la noción del tiempo, se sinceraron el
uno con el otro, incluso Vanessa le habló de Pablo y su propuesta de
matrimonio, algo que la descolocó, ya que no había sido capaz de contárselo
todavía a Lía y ya se lo había confesado a un desconocido. Pero, por una
extraña razón, Luke le brindaba la confianza suficiente para hacerlo.
- - Así que…, ¿no tengo
ninguna oportunidad? – Luke se incorporó para poder mirar sus ojos.
Esa simple
pregunta consiguió que todas las dudas que hasta ahora albergaba Vanessa con
respecto a su novio y a su proposición se disiparan. Se incorporó para quedar a
la misma altura que Luke, que seguía esperando su contestación, y le besó. Un
beso corto pero sincero que terminó de avivar los sentimientos que había
comenzado a tener Luke nada más verla deambular por la fiesta esa misma noche.
Era la primera vez que se había sentido atraído así por alguien. Normalmente en
las fiestas se veía rodeado por un montón de chicas, pero ninguna había conseguido
lo que había logrado ella solo con una mirada.
- - ¿Quieres una
oportunidad? – le dijo Vanessa tras el beso. Él asintió –. Te regalo este
verano, procura aprovecharlo…
- - Es el mejor regalo que
me han hecho nunca…Será mejor comenzar a sacarle partido.
Al primer beso
le siguieron cientos más que solo fueron interrumpidos por los fuegos
artificiales que anunciaban el fin de la fiesta. Luke la llevó en su moto hasta
la casa de su amiga. La humedad de la noche hizo que Vanessa se apretara aún
más a su espalda tratando de entrar en calor. Lía ya estaba en casa cuando la
moto se detuvo en la entrada y pudo observar cómo su amiga y el cantante se despedían
con un largo beso. Hasta donde ella sabía, Vanessa tenía pareja, no entendía
qué estaba pasando. Así que, en cuanto ésta abrió la puerta, la abordó en busca
de respuestas. No tuvo más remedio que confesarle a Lía los verdaderos motivos
de su repentino viaje a Tennessee y ella, lejos de enfadarse o molestarse y
viendo la química que había entre Luke y Vanessa, la animó a que saliera con
él. Eso sí, primero debía sincerarse con Pablo para que él pudiera seguir con
su vida, sin esperarla.
Ese primer mes
en Nashville pasó como un suspiro para Vanessa y Luke. Aprovechaban cada
oportunidad para estar juntos, convencidos de que lo que existía entre ellos terminaría
con el verano, cuando ella regresara a España. A menudo, le acompañaba a sus
actuaciones en otros pueblos. Fue al terminar una de ellas, cuando sucedió algo
que Luke llevaba esperando desde que comenzó su carrera musical. Apareció un
cazatalentos y le ofreció fichar para una importante discográfica. La alegría
inmediata que le brindó la noticia se tornó gris cuando comprendió lo que
significaría aceptar la oferta…Separarse de Vanessa. Habían acordado tener una
relación libre, sin ataduras para ambos, pero el mero hecho de dejarla a ella
ahora, le aterraba. Así que pidió unos días, antes de dar su respuesta final.
Como sucede en todos los pueblos ya sea de Estados Unidos o de España, las
noticias volaron y Vanessa no tardó en enterarse de la noticia y de que Luke
estaba planteándose no aceptarla por ella. Un torrente de sentimientos
contradictorios apareció en su interior. Por una parte, se sentía orgullosa y
feliz por él. Su lado egoísta quería que Luke rechazara la oferta por ella y
que pasara a su lado el resto del verano. Finalmente, la cordura se impuso; no
era justo que él renunciara a sus sueños por una relación que, según ambos
acordaron, terminaría en unos meses cuando ella se marchara. Y aunque no
entendía por qué siendo lo correcto, se le partía el corazón al pensar en la
despedida y en que tal vez no volvería verle, tomó la decisión por Luke, él
aceptaría la oferta.
- - Vas a aceptar – le
dijo Vanessa al día siguiente mientras paseaban por el pueblo.
- - Pero… - protestó él a
su afirmación.
- - No, nada de “pero”. Vas
a hacerlo. Te marcharás y cumplirás tu sueño. – Se le hizo un nudo en la
garganta y las lágrimas amenazaron con aparecer en sus ojos.
- - Gracias. – Luke apoyó
su frente sobre la de ella –. Voy a echarte mucho de menos…Jamás te olvidaré.
- - Ni yo a ti. – Vanessa
se puso de puntillas para besarle por última vez y salió corriendo. No quería
que él viera cómo el dolor se adueñaba de ella al comprender que se había
enamorado del cantante country y que, contra todo pronóstico le quería.
Luke pasó su
última noche en el pueblo que le había visto crecer paseando sin rumbo fijo por
sus calles y por sus prados, procurando grabar en su mente cada rincón, cada
olor… no sabía cuánto tiempo pasaría sin regresar y quería recordarlo todo. Sin
embargo, cuando pensaba en las personas a las que dejaba atrás, la única imagen
que acudía a él era la de la española que le había robado el corazón. Se
reprochó a sí mismo el no haberle pedirlo que se marchara con él, aunque en el
fondo sabía que no tenía derecho a hacerlo. Ella tenía su vida en otro lugar,
lejos, muy lejos de él…
Su amigo Robert
era el encargado de llevarle hasta el aeropuerto aquella mañana. Una gran
multitud se agolpó alrededor de su camioneta para despedirle, pero a pesar de
todo el cariño que le mostraban, echó en falta aquellos ojos castaños y a su
dueña. Tal vez era lo mejor, sería muy duro ver su reflejo perderse en el
espejo retrovisor.
Lía ayudó a
Vanessa a meter sus maletas en la parte trasera de la camioneta. Luke aún no se
había percatado de su presencia y aprovechó la oportunidad para ponerse tras él
y taparle los ojos con su mano.
- - ¿Hay sitio para un
pasajero de última hora? – le susurró Vanessa al oído. Luke se quedó perplejo
al verla frente a él.
- - ¿Vienes conmigo? – preguntó
con una gran sonrisa en los labios.
- - Luke, sé que habíamos
acordado que esto…lo nuestro, solo duraría unos meses, pero…necesito que sepas
que me he enamorado de ti, que te quiero y que no estoy dispuesta a renunciar a
ti. – Vanessa, nerviosa, temía su reacción. Probablemente le habría abrumado
con su declaración.
Luke tomó su cara entre sus manos y la besó.
- - No puedo creer que mi
mayor sueño se haya cumplido…
- - Eres un gran cantante
de country y estoy segura de que triunfarás. –Vanessa le interrumpió.
- - Ese no era mi mayor
sueño…Mi mayor sueño era, y eres, tú.
♥️
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